El único propósito de todos era descansar y pasarla bien. Como ya describí en alguna entrada anterior, eso fue cumplido.
Nunca supe que este viaje de placer me iba a encontrar a mí como una mujer ambiciosa, jugadora, extremadamente competitiva y cabrona (aún sigo así). Los juegos tal como el "tabú" y los "frufru" han causado en mí un efecto que se vió demostrado en aquellas noches en los "fichines" (para que DMDC entienda: video-juegos). Noche tras noche intenté sacar a aquella vaquita de San Antonio de ése refugio hostil, lleno de animales esperando encontrar una persona que se apiade de ellos y que logre sacarlos por medio de la gaaaarra.
No hubo caso, la gaaarra la tomaba y cuando mi corazón sentía que pronto iba a tenerla cerca para abrazarla y ponerla en mi repisa...la soltaba. Era la última noche y los minutos pasaban y yo no sacaba nada, no rescataba a nadie, ofuscada le propuse a MJRA que se subiera al tren y se sacara una foto. NO, fue la respuesta.
Cuando DMDC tuvo en sus manos la billetera de Sakura, CC me dijo: "acá (por la tarjeta magnética) quedan dos pesos, una jugada más queda",acepté.
Eran cuatro las maquinas de la izquierda y cinco las de la derecha, muchos peluches por salvar pero sólo uno de ellos lo logrará. Dudé, quería ir a por la abeja pero la ví a ella como sacando sus manitos blancas y pasé la tarjeta y no marcaba y la pasé de nuevo y no marcaba y la pasé de nuevo y marcó;la garra se movió y pulsé el botón y bajó y....y....y....la agarró! CC, DMDC y yo juntamos nuestras manos como quién le reza a su dios, entre sonrisas , esperanzas e impaciencia esperábamos el momento en que la gaaarra abra sus tentáculos metálicos y libere al peluche en cuestión. Eso no sucedió. "¡Me estás jodiendo!" oí o dije por ahí...¡Nooo! dijo DMDC y una chica que estaba a la expectativa de mi logro o no-logro pronunció: "Nunca ví nada igual", es que se había quedado enganchada en uno de los tentáculos de la mano plateada y fría. CC casi como un grito desesperado exclamó: "¡decile a la chica, decile a la chica!". Vino el señor que tomó lo que para CC era un cordero hembra de peluche, para mí era una monita rosa muy bonita de peluche.
Y fue así que la conocí, que nos conocimos, que sentí su suave textura y el aroma de un peluche nuevo.
Y debo reconocer que ésa noche en particular no se sintió como una más, tuvo algo mágico que me lo dió Monita, Moñita.
Y desde ése momento juntas comenzamos a andar el camino de arena, mar y sal.