No quiero verla otra vez.
No quiero escucharla otra vez.
No quiero que llore.
No quiero que grite.
No quiero que se avergüence.
No quiero su tristeza.
No quiero su auto-compasión.
No quiero su reciprocidad forzada.
No quiero que sufra.
La quiero, la quiero. Es como una hermana que perdí por ahí.
Apenas la conocí lo sentí. Es como si juntas hubiésemos vivido miles de madrugadas y muy pocas mañanas.
Y ahora, es como conocernos aunque ya nos hayamos conocido. Y volver a escuchar de sus relaciones, miedos y sorpresas. Y fingir que todo es nuevo, una vez más. Hasta que ella me vuelva a recordar y las dos volvamos a trasnochar.
"...ya se que no vendrá
nadie te va a enseñar
lo que es estar así
que en esta soledad
enfrentar la verdad
es casi como huir..."