viernes, 25 de octubre de 2013

Un día

“…Yo te espero, como siempre que te espero
yo me muero, por comerte poco a poco. 
Yo me quedo, deambulando como un loco en la ciudad…”


Te espero y me espero.
Despierto cada día pensando que por alguna razón los dioses me designen tu camino. Que por alguna circunstancia insólita tengamos que estar frente a frente, observándonos. Que me mires y que te mire. Podría pasar horas y horas mirándote, como un cuadro de Klimt. Me encantás así, como si fueses mi “Emile”. Hermoso y colorido. En cada gesto un significado. Sos tan transparente que asusta. Sos tan como sos y yo soy tan yo que da miedo.
Ay mi querido amigo inglés, un día de lluvia tomaremos el té de las cinco, mirándonos y diciéndonos las palabras más hermosas que jamás hayamos oído. Y eterno será el recuerdo de haber estado con vos, frente a frente, y sentir que el mundo baja la velocidad hasta quedarse inmóvil y que vos me sonrías así de bonito. Como lo hacés siempre. Por hoy solo pido ¡Que llueva, que llueva!