martes, 25 de enero de 2011

Conclusión Cotufa.

Lo toma con la mano, entre los dedos lo siente casi pegajoso, lo posa sobre sus labios finos, transpirados y llenos de baba espesa; saca su lengua y con la misma lo toma, lo humedece y mastica. Pasa su mano por su boca para secarse y me mira y me sonríe con sus dientes llenos de comida. No devuelvo la sonrisa y me sumerjo en mi bolso buscando algo que saciara mi sed: una botella con agua que bebo con cierto cuidado para que la última gota se pose sobre mis labios y no sobre mi ropa; la tomo sorbo a sorbo y en el momento exacto en el que cierro la botella con su respectiva tapa, llego a una conclusión: definitivamente los pochoclos se comen en invierno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario