Nueve años pasaron.
Nueve años.
Nueve años pasaron desde que me dijiste: "te prometo que la próxima vez que venga, toco timbre y hablamos".
Aún recuerdo nuestro último año nuevo. Tu vieja nos sacó una foto a los cuatro. A vos, a Javier, a Marianela y a mí. Vos felíz porque habías podido ver a tu niña y yo felíz porque te tenía. Porque los tenía. Ustedes eran como super hermanos que se defendían, se enojaban, se querían y por sobre todas las cosas estaban allí cuando una más los necesitaba. Vos siempre estuviste ahí para mí. Porque tenías una capacidad de escucharme, de entenderme y de aconsejarme.
Miles de veces intenté decirte, de hacerte entender que no estabas bien. Que así las cosas no eran. Pero tu nombre era sinónimo de terquedad y no hubo nadie que te haya podido parar.
Cuando cumplí los quince tocaste el timbre del portero y me dijiste que la pasara bien, que me querías y que yo era tu única amiga. Que te alegrabas de ser mi amigo. Así de tierno eras.
Una noche fría te encontré debajo de la torre con algunas de tus cosas. Te pregunté qué a dónde ibas y me hiciste aquella promesa.
Aún cuando regreso al barrio y me siento en el sillón de mis padres, miro hacia la puerta esperando que vuelvas y que la herida deje de sangrar.
http://www.youtube.com/watch?v=8Ct5KTM-A_c
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